lunes, 25 de abril de 2016

Cómo enseñar y aprender normas (y II)



La forma de aprender más poderosa y temible que existe es el aprendizaje por observación. Se aprende mejor y más profundamente cuando se observa a otra persona haciendo algo. Los niños aprenden de los otros niños a decir palabrotas y a jugar durante la comida (los adultos son más serios, dicen), hacer gárgaras con refrescos, sorber sopa... Y puede que sea cierto que "el niño es bueno, pero se junta con unos niños que le enseñan a..."

Mi pobre post anterior, el de cómo dar instrucciones o enseñar reglas, si lo juntamos a lo que acabamos de decir, resulta claro y obvio que en cuanto los niños se relacionen con otros niños dará igual lo que les hayan dicho. Y mi post lo podemos olvidar si nadie hace lo que se le ha dicho que haga.


Para que los niños aprendan a ponerse el cinturón no vale decir: los niños buenos se ponen el cinturón de seguridad, o que a los niños buenos que se ponen el cinturón les dan premios. Para empezar ¿qué es un niño bueno? Es algo demasiado abstracto. Si un niño se cría con normas tan poco definidas pensará que cuando se cae está siendo castigado por algo que hizo. O que si no le pasa nada tras pintar en la pared, justo detrás de la cortina, un Kandinsky con ceras de colores es que no ha hecho nada malo. Para que aprendan una norma hay que dar ejemplo. Tienen que ver esa norma es algo que la gente hace. Pero ¿y si nadie da ejemplo? Podemos mentir.

Un poco de teoría


En psicología social las normas pueden ser de dos tipos: las que nos dicen qué se hace (descriptivas) y las que dicen qué debería hacerse (prescriptivas). Una vez que se conoce qué hay dentro de una norma es más fácil enseñarlas.

Un ejemplo de norma prescriptiva (lo que debe hacerse) es una prohibición de tráfico, un prohibido el paso. Y un ejemplo de descriptiva (lo que se hace), son las instrucciones para ir a un juicio, o cómo se circula realmente por una rotonda (no cómo se debería circular). Estas normas descriptivas suelen aprenderse mejor y pisotean con furor en nuestros cerebros a las normas prescriptivas. Sólo hay que ver una rotonda durante 5 minutos.

¿Por qué tanta teoría? Sólo han sido dos párrafos, no ha sido tanto. Pues, recapitulando, se aprende mejor lo que se ve en los demás y las normas descriptivas son efectivas (aunque sean exageraciones o mentiras descaradas, bueno, si son muy descaradas no). Pero ¿y si no están nada motivados a cambiar?

Unos investigadores de Canadá, investigaron el cómo hacer que adultos con niños aprendieran que se debe usar las sillitas para niños. Eran adultos que no le daban importancia a las normas de seguridad, para rizar el rizo. Lo que hicieron fue diseñar la presentación de las normas para que fueran descriptivas, más fáciles de entender, y el cerebro, engañado, piensa que lo está viendo hacer en otras personas. Y las presentaban haciendo ver que coincidían con lo que se debe hacer. Para que hubiera un refuerzo mayor.Y encontraron que, sorprendentemente, estos padres despreocupados comenzaban a usar las sillitas para niños.

¿Se quiere enseñar una norma a alguien, a un niño? Hay que buscar ejemplos de gente que hace lo que quieres que aprenda (que no le caiga mal es un detalle a tener en cuenta), darle la estructura que vimos en el post anterior y destacar que es lo que debe hacerse. El "los niños buenos..." no vale.

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