domingo, 24 de abril de 2016

Cómo enseñar y aprender normas


Siempre es difícil que los niños aprendan normas. Bueno, las pueden aprender a decir. Pero que aprendan a comportarse según las normas, y cuando nadie los mira, es algo más complicado. El repetir constantemente que tal o cual cosa no se hace, que los niños buenos son de tal o cual forma, parece que tiene una efectividad baja. Parece que funcionan porque el aire se llena de prohibiciones, como un almacén de señales de tráfico.

Está demostrado que hay unas formas más efectivas que otras para enseñar a los niños a portarse de forma que no saquen los colores a los adultos. También hay formas menos efectivas, pero estas no se van a mencionar.

El contenido de la norma es muy importante y debe responder a varias preguntas. Una instrucción o norma como: Antes de comer todos han de lavarse las manos frotando con jabón y aclarando con agua para no llevar gérmenes a la comida y no nos siente mal la comida. Tiene que contener información del momento apropiado para hacer algo, la forma de hacerlo, lo que se consigue si se hace (normalmente algo bueno) y lo que se consigue si no se hace (normalmente algo malo).

  • ¿Cuándo? Antes y después de comer; cuando se monta en un vehículo; cuando están comiendo.
  • ¿Qué queremos? Que se laven las manos; que se pongan el cinturón de seguridad; que no hablen con la boca llena.
  • ¿Cómo? Frotando con jabón, aclarando con agua e intentando no salpicar, hasta que se quite toda la grasa; metiendo pedazos más pequeños en la boca para no tener que estar masticando tanto tiempo y poder hablar más (uy).
  • ¿Para qué? Para que no manchen con restos de comida o no llenen de grasa de bicicleta el pan; no salgan volando si hay un accidente; para que se les entienda cuando hablen.
  • ¿Por qué? Porque con gérmenes o grasa de bicicleta en el pan lo mismo nos sienta algo mal; porque se pueden hacer daño al aterrizar; y porque da un poco de asquito mirarlos.


Muchas veces cuando se dice el cómo entramos en una cadena de explicaciones para justificar esa forma de hacer las cosas. Y si no hay respuestas el niño decidirá que se está ante una norma arbitraria e inútil. Sin pensar ni razonar, porque es un niño, que no le dan explicaciones porque se está cansado para pensar tanto. Nadie dijo que educar no fuera muy cansado.

Ah, y no olvidemos que enseñar más de una forma de hacer las cosas fomenta que parezca más divertido y aprenden a adaptarse mejor.

¿Aquí no hay siempre un artículo? Pues lo habrá mañana que terminaré con este tema.

También estamos en Facebook y Twitter

No hay comentarios:

Publicar un comentario