sábado, 23 de abril de 2016

Déjà vu, jamais vu y presque vu


Más o menos todos saben qué es un Déjà Vu. Pero hay dos vus más. El jamais vu y el presque vu. El jamais vu es un efecto que se produce cuando algo, que se lleva viendo toda la vida, de repente, se tiene la sensación de que es la primera vez que se ve. Y, el presque vu, que es esa sencación tan molesta de tener una palabra en la punta de la lengua.


Como este es un blog basado en artículos científicos y es un blog en el que el equipo intenta opinar lo menos posible, se irá desgranando qué es qué recurriendo a artículos de la prensa seria.



Déjà vu



Déjà vu significa ya vivido (más o menos). Y es eso que pasa cuando se siente que algo se ha vivido antes. Lo que algunos llaman un error en Matrix.


Se piensa que es por un mal funcionamiento del cerebro. En un estudio se investigó el déjà vu poniendo electrodos en la cabeza para medir el funcionamiento del cerebro, haciendo electroencefalogramas. Se encontró que, en personas con epilepsia, se producía un déjà vu cuando había un foco de actividad en el lóbulo temporal, donde se suele decir que se almacena la memoria. Este sería un déjà vu patológico, perjudicial, porque incluye un foco epiléptico.


Pero eso no sucedía en personas sin epilepsia. En la personas normales encontraron que había una desincronización. El cerebro perdía el ritmo, las ondas cerebrales perdían el paso, lo encontraban, y sucedía la sensación de déjà vu. Que es totalmente normal y que no debe preocuparnos. Es más, a mí me gusta sentirlos. Además, hay que tener en cuenta que el cerebro es una máquina muy compleja que, de vez en cuando, comete algún error.


En otro estudio investigaron qué partes del cerebro se activaban cuando una persona tenía un déjà vu. Los investigadores encontraron que se activaba la Ínsula Derecha  o córtex insular derecho, que participa en procesos de consciencia, atención, emoción… Puede ser que se active a raíz de la desincronización y sea el responsable de que uno se dé cuenta de que unas neuronas han perdido el paso.



Presque vu




Presque vu significa casi vivido (más o menos). Y es esa sensación maligna e incómoda que se siente cuando hay una palabra que no se recuerda, y que empezaba por… ¡Ay! ¡Si la tengo en la punta de la lengua!


Es un estado de inaccesibilidad temporal de una información. Hay algo que se sabe, pero está enterrado en la memoria y está temblando como un cubo de gelatina en la mano de un niño, al borde de ser recordado.


Una de las teorías que lo explican dice que cuando se intentó decir la palabra escurridiza apareció otra, que se usa más. Relacionada con la que se quería decir y, esta última, bloquea la correcta. Se llega al significado pero, por no ser la palabra más usada con ese significado no se llega a la pronunciación. Hay muchas teorías, pero, lo mismo, lo que hay son muchos presque vu.


Puede suceder que se recuerde que ese hombre se llama Ezequiel, como el primo Ezequiel. Pero otras veces ocurre que no se recuerda ese mismo nombre. Porque, cuando va a aparecer Ezequiel en nuestra mente, el nombre de nuestro primo, al que llamaban Cholo, el nombre que se recuerda es Cholo. Se sabe que no es Cholo y, listo, aparece un presque vu. A mí me sucede con las personas que tienen el mismo nombre que mi mujer, a la que nunca llamo por su nombre.


Puede suceder con cualquier tipo de palabra, títulos de películas, nombres propios, adjetivos… Lo más común es que suceda con nombres propios y va empeorando con la edad, como dice en este estudio. También suele suceder más cuando nos sentimos emocionados como nos recuerdan en este otro,o se toma mucha cafeína....


Un aspecto curioso es que las personas que hablan varios idiomas tienen el mismo número de presque vu con nombres propios que los que no hablan tantos. Cuando se investiga el resto de palabras, las que no son nombres propios, los bilingües tienen más errores. Parece que confirma la teoría de que se recuerda la palabra que se usa más. Y ya que siempre se hablará más un idioma que en el otro, o se usará más una palabra en un idioma que en el otro, se producirán más interferencias y más presque vus.

Otra curiosidad es que el que ocurra siempre en las mismas palabras es lo normal. Y que suceda, con la misma palabra, varias veces durante una semana. Unos investigadores opinan que puede ser porque de cada vez que sucede se refuerza todo el mapa de palabras que no se quiere usar. Para curarse proponen que no se dedique uno a buscar la palabra, que ya aparecerá.




Jamais vu




Jamais vu significa nunca visto ´(más o menos). Y es una sensación que surge cuando algo, que se conoce sobradamente, provoca la sensación de que no es familiar. La inversa del déjà vu. Parece el menos normal de los tres vu, pero sólo es del que menos nos damos cuenta.




Experimentemos:



Experimento 1: Pronuncia la palabra puerta 30 veces seguidas. Una vez cada dos segundos durante un minuto. Antes del minuto empezará a sonar rara. Sonará como una palabra inventada, nueva, nada familiar, casi como si fuera extranjera.


Experimento 2: Coge papel y un bolígrafo y escribe la palabra sol, la he escogido porque es cortita pero vale cualquiera, y escríbela una y otra vez durante un minuto. Llegará un momento en que dudarás si la estás escribiendo bien y te parecerá una palabra extraña.

Haciendo lo mismo con palabras más largas se puede llegar a olvidar hasta cómo se escribe durante días. Y aparecerá como una palabra alienígena con la sensación de extrañeza.




Bueno, eso es con palabras. Pero ¿puede suceder con otras cosas? Por ejemplo con una persona conocida, que se ve todos los días. Hay personas que creen que sus familiares han sido abducidos y cambiados por alienígenas, exactamente iguales en todo, pero que no son los mismos. Estas personas sufren el Síndrome de Capgras, un síndrome en el que se pierde la sensación de familiaridad con las personas.



En el Síndrome de Capgras se reconoce a las personas. Ven las caras de personas conocidas y saben quienen son esas personas. Saben que esa cara es la de su mujer, su marido, su padre, el vecino o el tendero. Pero se ha roto la conexión con el valor afectivo. En este estudio encontraron que esa falta de afecto hacia la imagen de la cara provocaba una sensación de que falta algo, que esa cara no es la misma siendo igual. E, intentando explicar esa incomodidad, concluyen que no es la misma persona.

Hay mucha investigación y muchísima literatura sobre el Síndrome de Capgras porque nos muestra cómo funciona la mente cuando reconoce una cara de alguien conocido como alguien conocido. Y no basta con que tenga su cara. El cerebro necesita sentir una emoción, o será otra cosa, un robot o un alienígena. Paradógico y cruel con personas con el Síndrome de Capgras. Para ellos reconocer de quién debería ser una cara es fácil. Pero la emoción, aunque sea pequeña, que acompaña a esa cara, no está. Y es la emoción la que dice quién es esa cara.


Hay, por tanto, un doble camino para reconocer a la gente. Una emocional y otra analítica, y las dos son necesarias. Existe la inversa del síndrome de Capgras, el Síndrome de Fregoli, que sucede cuando una persona sabe a quién tiene delante, pero no reconoce la cara y le parece que ha asumido mágicamente la apariencia de otra persona. Hay otros trastornos sobre el reconocimiento de caras, pero lo dejamos para otra ocasión.

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