viernes, 29 de abril de 2016

Mindfulness

El mindfulness es una nueva técnica en danza en el mundo de la psicología que parece estar teniendo mucho éxito para tratar multitud de problemas. Hay mucho escrito a favor de utilizarlo en problemas de estrés laboral, bienestar, depresión. Parece la nueva panacea. Ojalá lo fuera.

¿Qué es el mindfulness? Lo podemos traducir por atención plena, estar atento. Y se pretende que esa atención esté presente en todo momento, no sólo cuando hacemos la meditación de atención plena.



El principal problema para la práctica de la atención plena o de la meditación es que a la mente le gusta distraerse. Se agarra a cosas que suceden en el pasado, se pone a planificar, a contar facturas. Y lo normal para distraernos es usar los sentidos, mirar la tele, jugar con la consola... Nuestra mente es una buscadora de entretenimientos y lo que pretendemos con la atención plena es fijarnos en nosotros mismos para aprender cómo somos y cómo tenemos que tratarnos a nosotros mismos.

¿Qué es la meditación? Bueno, la meditación no es atención plena. La meditación se basa en intentar vaciar la mente, lo contrario de la atención plena. Pero no es nada malo, la mente suele estar llena de cosas, muchas veces de nada bueno, y la meditación puede ayudar a mucha gente frenando pensamientos destructivos.

Cuando se aprende a meditar (muy a groso modo), lo que aprendemos es a escupir mentalmente lejos los problemas y todo aquello que nos molesta o nos altera. En la atención plena lo que hacemos es llenar la mente de nosotros mismos, nos fijamos en nuestra respiración, nuestra postura, nuestro comportamiento, lo que nos ha sucedido, lo que nos molesta y lo que nos agrada, etc. y lo que hacemos es no juzgarnos. Que nos enfadamos por la mañana con un compañero, pues bien, te fijas en cómo fue, sin buscar culpables, sólo mirándolo. Si fue desagradable, cómo se llegó a la situación, sin culpables y sin poner etiquetas de bueno o malo. Lo que hay que escupir son los juicios que hacemos de nosotros mismos y de los demás.

Lo que se pretende con el entrenamiento en atención plena es que sepamos en todo momento dónde estamos y hacia dónde vamos. Que sepamos que un inicio de una conversación puede llevarnos al enfado y evitarlo. Que seamos conscientes de nuestras limitaciones sin sentir ningún tipo de vergüenza. Se pretende que aprendamos a reaccionar a nuestro entorno teniendo el control, para reducir el estrés y generar calma.

Como todo es muy complicado, unos investigadores de la India, buscaron la conexión entre bienestar, autoestima, ansiedad, depresión y mindfulness. Lo que encontraron es que para llegar desde mindfulness al bienestar y mejorar la depresión o la ansiedad había que pasar por la autoestima.

Los mismos señores, en otro estudio, encontraron que los que practicaban mindfulness tenían mayor bienestar y autoestima. Y sólo los que tenían la autoestima alta, al usar mindfulness, mejoraban sus muestras de afecto en sus relaciones, aumentaban su bienestar.

Una de las profesiones más emocionalmente duras es la de los que se dedican a los cuidados paliativos. Son profesionales, médicos, enfermeras, celadores, etc, que cuidan a las personas que van morir pronto. Cuidados paliativos son aquellos que se dan a los pacientes que no responden a los curativos. Como podemos imaginar es un trabajo duro. Los profesionales suelen tener estrés postraumático, estrés normal, angustia y burnout. Es normal, los humanos estamos fabricados de serie para tener empatía (otro día hablo de esto) y teniendo empatía por sus pacientes y por los familiares es un sufrir sin fin.

Unos investigadores de Chicago desarrollaron un estudio piloto con profesionales de cuidados paliativos y atención plena. Buscaban comprobar si podían reducir los niveles de desgaste que sufrían estos profesionales. Lo que encontraron fue que los que participaron en el entrenamiento reducían sus niveles de angustia, depresión y estrés. También evitaban menos tener empatía por los pacientes.

Puede que el mecanismo que haga funcionar la atención plena sea el observarnos desapasionadamente, lo que hace que el peso emocional de una vivencia disminuya. Lo mismo es otra cosa. Pero lo que queda claro es que unas sesiones de atención plena no le vienen mal a nadie.

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