domingo, 15 de mayo de 2016

Pornografía y masturbación

Cuando uno toca estos temas se siente tentado a disculparse de antemano por si dice alguna barbaridad y alguien se escandaliza. Vivimos en una época de cambios en la que todos tenemos cierta vida interior pero no podemos hablar de ella.

Que conste que yo no me invento nada. Cuenta la leyenda que en Canadá buscaron hacer un estudio psicológico con varones. Un grupo que sí se masturbaba frente a otro que no. El estudio se suspendió porque no había ninguno que no.

Pero no voy a hablar de si es bueno o malo. Tampoco de si suben las hormonas, los triglicéridos y baja el azúcar. Vamos a ver curiosidades y paradojas asociadas a la masturbación y a la pornografía.

Diferencias de género


Los hombres se masturban más que las mujeres, no es nada nuevo. ¿Pero ven las mujeres peor este tipo de actividad? Pues no, no hay diferencias en las actitudes. Comparando los que se masturban mucho con los que se masturban poco, hombres o mujeres, no suelen tener diferencias de opiniones en contra o a favor de la masturbación. Los que entrenaban menos, por decirlo de una forma más blanca, no tenían una actitud negativa. Las que entrenaban menos, tampoco. Y en los tiempos que corren cada vez hay menos actitudes negativas ante cierto tipo de deporte individual.

¿Y los consumidores de pornografía? Seguro que hay diferencias entre hombres y mujeres. Pues las hay.

En cuanto a contenidos hay diferencias. Tanto los hombres como las mujeres se transforman en objetos, las mujeres se instrumentalizan, se transforman en muñecas hinchables sin voluntad, y los hombres se deshumanizan. No parece nada bueno.

El estatus social de los personajes suele ser similar, pero los hombres suelen tener los papeles dominantes. También es curioso el dato de que en el porno amateur hay más desigualdad de género que en el profesional.

Igualdad de género


Pero no nos importa el contenido. Queremos saber de los consumidores. Si el contenido es tan sexista el resultado debería ser malo. Pero, al parecer, en las sociedades con un alto nivel de consumo de pornografía la igualdad de género es mayor y las actitudes hacia la igualdad de género mejor vistas. Al parecer la pornografía y la igualdad de género florecen si las regamos con tolerancia política.

Algunas teorías feministas dicen que el consumo de pornografía influye negativamente en la percepción de la mujer por parte de hombres y mujeres. Y que la conclusión clara es que el consumidor o consumidora de pornografía debe ser más machista que el que no consuma.

Un estudio bastante amplio sobre pornografía y actitudes sexistas buscaron las diferencias entre consumidores y no consumidores, hombres y mujeres, en cuanto a varios temas relacionados con el feminismo:
  • Sentirse feministas.
  • Comodidad con mujeres en puestos de poder.
  • Conformidad con que las muejeres trabajen fuera de casa.
  • Aborto.
  • Familia tradicional.

Según las teorías feministas deberían ser los hombres consumidores los que menos feministas deberían ser. Pero, siendo los hombres los que menos feministas decían ser, comparados con las mujeres, el consumo de pornografía no los hacía diferentes. Por tanto el consumo no hace más machista al hombre.

En cuanto a la opinión de la presencia de mujeres en puestos de poder sí hay un efecto en los consumidores. Los hombres y las mujeres no tienen una actitud distinta sobre que las mujeres ostenten puestos de poder, no hay diferencias de género. Pero cuando añadimos el consumo de porno los hombres ven con mejores ojos que haya una presidenta o jueza. Las mujeres aún lo veían mejor. Así que sí hay diferencia, contraria a la intuición, y es que los consumidores de pornografía son menos sexistas políticamente.

Más o menos lo mismo sucedía sobre el que las mujeres trabajaran fuera de casa. Los consumidores masculinos de pornografía lo veían mejor que los que no veían porno. Lo mismo sucedía con el aborto. Los consumidores, en ambos casos, eran menos sexistas y mucho más igualitarios en sus opiniones.

Muy probablemente el ver películas porno no cure la mente machista de un hombre o de una mujer. Y que sea al revés, la mente no machista y menos reprimida la que busca esa experiencia. Vamos, que el porno no nos cambia. Y eso es lo importante, no nos hace peores y es un síntoma de una sociedad sana.

Este estudio es de lo mejor que he leído en mucho tiempo, lástima que esté en inglés.

Fuentes:

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